Alcanzar la excelencia es muy duro. Alcanzar un nivel aceptable es razonablemente fácil, y generalmente el ratio de esfuerzo recompensa está bastante equilibrado. En cambio, existe un desequilibrio entre el esfuerzo necesario para subir de aceptable a excelente, y la recompensa. Pero, ¿de qué tipo de recompensas estamos hablando?
Quizás ese sea el problema, las recompensas que nosotros percibimos como recompensas, o aquellas cosas que no percibimos como tales. ¿El trabajo bien hecho no debería ser suficiente recompensa?
Ademas, muchas de las recompensas que más valoramos suelen llegar a largo plazo, tras un esfuerzo continuado en el tiempo. En un mundo lleno de recompensas inmediatas y ‘atajos’, cada vez escasean más las personas dispuestas a llevar a cabo el esfuerzo necesario para alcanzar la excelencia.